5 hábitos que he incorporado y que me ayudaron a perder peso y a ganar energía 🌱

Puedo decir que realmente aprendí a cocinar en los últimos 9 años de mi vida y que todo comenzó en abril de 2013 cuando me dejaron de gustar los productos de origen animal y comencé una búsqueda de recetas sin carne.


En esa búsqueda descubrí lo que es el veganismo, su significado ético y moral. Vi que todo encajaba en lo que yo sentía que tenía que ser mi alimentación y lo que mi cuerpo me pedía.


Hasta ese momento mi alimentación estaba basada en los hábitos aprendidos en la infancia en Argentina, en la herencia alimentaria familiar. Solo conocía un determinado grupo de alimentos, todos derivados de origen animal.


Entonces el cambio fue importante y radical porque tuve que aprender a cocinar de forma diferente y a hacer algo que nunca había hecho: leer etiquetas, algo complicadísimo a menos que seas experto en química.


Pasados unos años había progresado bastante en la cocina, pero como siempre hay algo más para aprender cuando se presentó la oportunidad comencé a estudiar sobre alimentación y la influencia que tienen los alimentos en el cuerpo, tanto a nivel físico, mental y emocional.


Después de mi primer año en el Instituto Macrobiótico de Andalucía había equilibrado mi peso y había empezado a ganar algo que para mi es un tesoro: consciencia sobre lo que debería comer y lo que no, a partir del conocimiento de mi propio cuerpo.


Pequeños cambios marcaron la diferencia entre levantarme por las mañanas desanimada y empezar el día cansada a despertarme de buen humor, con ganas de empezar el día y con las pilas a tope.


Aprender que cada alimento, además de vitaminas y minerales, posee una personalidad, una energía y que según mis necesidades podía crear mi menú  diario me hizo aprender a planificar mis menús, a crear una lista de la compra y a saber lo que tenía que incorporar a mi dieta y lo que debía eliminar. Aprendí a controlar mis antojos, a entender por qué los tenía y de que forma podía manejarlos.


Así que estos son 5  pequeños hábitos que incorporé y que se convirtieron en grandes ventajas para mi y también para quienes me rodean:


1. Incorporé cereales integrales en mi desayuno y dejé de comer refinados a diario para empezar el día (pan, galletas, bollería). Cuando hablo de cereales integrales algunas personas visualizan las cajas de choco-chips de los supermercados, pero en realidad los cereales integrales son granos sin refinar, como el arroz, la avena, la cebada o el mijo, con los que aprendí a preparar deliciosas cremas para empezar el día. Los cereales integrales son carbohidratos de absorción lenta, no producen picos de azúcar en sangre, aportan fibra y no engordan.


2. Cambié la sal de mesa, que es refinada y llena de químicos, por sal marina sin refinar. Aprendí a cocinar con sal marina y me di cuenta que en realidad se necesita muy poca cantidad para obtener una cocción que realce el sabor de los alimentos. Al cocinar con menos sal, tuve menos sed y se me quitó la "necesidad" de beber durante las comidas.


3. Masticar y masticar hasta disolver el alimento en la boca, que es donde comienza la digestión con la mezcla del alimento con la saliva. Masticar entre 30 y 40 veces cada bocado también me ayudó a controlar la ingesta de comida, ya que si comemos muy de prisa la sensación de plenitud tarda en llegar y al final hemos comido demasiado, nos sentimos hinchados y pesados.


4. Descubrí los siropes de cereales y a utilizar la fruta para endulzar mis platos dulces y también me di cuenta que se necesitaba muy poca cantidad para lograr un sabor dulce sin que sea empalagoso. Normalmente utilizo sirope de arroz y compotas de manzana o pera para hacer repostería.


5. Empecé a consumir algas, algo completamente nuevo para mi. Descubrí que el suave sabor a mar del alga nori me gustaba, que poniendo un trocito de alga kombu en la cocción de las legumbres ayuda a ablandarlas a la vez que mineraliza el agua, aprendí a poner wakame en las ensaladas y a preparar gelatinas con agar-agar.


Estos son algunos cambios que hice en mi dieta que no solo me ayudaron a perder algunos kilos demás y a equilibrar mi peso, sino que también me ayudaron a ganar más energía y a generar bienestar, que es en definitiva lo más importante.


Te gustaría saber más? Escríbeme si a ti también te gustaría incorporar pequeños hábitos saludables 🙂

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